19.9.09

Labios de aguardiente.

La aglomeración hormonal y etílica de besos y abrazos ocultos en pequeñas bocanadas de plasma canábico; la seducción de la insuperabilidad corpórea de nuestros sentidos; la carne sobre la carne intentando reconocer espasmos de placer entre la confusión/inconsciencia de la fiesta. Erecciones ingenuas y un poco dolorosas, reconociendo y desconociendo en la simultaneidad. Solo el bello-vello como escapatoria estética del recuerdo pasmódico e idealista del tenebroso efebo. La saliva extinta y evaporada entre tragos de pudoroso alcohol. La sonrisa del talento mecánico, evocando recuerdos y aspiraciones optométricas, insinuando a través de la piel lo que por otras vías no sería más que una reiteración triste y frívola. El tránsito de las manos cuestionando sobre una ¿mutua? inseguridad. La reiteración de lo que no sucedió, mero embuste del amor líquido.